domingo, 19 de octubre de 2008

Siembran vientos · ELPAÍS.com

Más claro...

Siembran vientos · ELPAÍS.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La PREGUNTA ES ¿QUE HACER?
¿EL PSOE QUE EN CADA AYUNTAMIENTO QUE HACE?
En contra de la presunción general de que la cuestión clave del debate político debe girar en torno a la pregunta: ¿qué hacer?, durante los últimos años hemos asistido a un progresivo abandono de los debates políticos sobre cuestiones prácticas y concretas y a un notable desarrollo de los “discursos” con los que “quedar bien”. Tanto en el seno de las organizaciones partidarias como en las confrontaciones públicas, los líderes políticos tienden a centrar su atención en lo que “tienen que decir” y no en lo que “tienen que hacer”, o “tienen que proponer que se haga”. Para muchos lo fundamental es decir cosas y formular análisis y pronósticos que no tengan muchas aristas, que susciten acuerdo y coincidencia entre quienes escuchan, de forma que al final puedan decir o pensar “¡qué bien ha quedado!”, “¡qué estupendo ha estado!”.
CATILINA

Anónimo dijo...

Sinceramente creo que desde hace años en el PSPV-PSOE se ha perdido el rumbo, y no es que no exista debate de ideas y/o de proyectos. No, lo que no existe es la cohesión mínima y necesaria, imprescindible para que una organización política sirva a la sociedad. Sin ese común denominador el partido político se transforma en un sindicato de intereses sin valores, excepto los individuales y/o a lo sumo grupales organizados. El último Congreso podría ser un ejemplo, mientras durante meses hemos perdido fuelle político con los pseudo-candidatos y se resaltaba de toda la, desacreditada ponencia política tres elementos: de un lado la organización provincial, de otro las siglas y el abstracto viaje al centro. La derecha privatizaba la sanidad y avanzaba con el esperpento de la asignatura de E. para C. en inglés En el PSPV-PSOE hoy se dan paradojas muy resaltables, destaquemos una; tenemos un Diputado en Les Corts, que ha sido en dos oportunidades Secretario General, y en sendas ocasiones ha tenido que dimitir; en principio se desconoce formalmente el motivo.. Sólo existen filtraciones interesadas ninguna moralmente aceptable, pero lo cierto es que este compañero no es muy solicitado para ejercer de Diputado de la oposición, está “guardado”. Seguiremos…
Saludos

Apolonio

Anónimo dijo...

ESTOS ACONTECIMIENTO Y ESTAS PALABRAS SE ESCUCHAN CON MUCHA FRECUENCIA EN ALGUNAS AGRUPACIONES .......
PATOLOGÍAS POLÍTICAS DE NUESTRA ÉPOCA (III):
“LAS LIMPIEZAS POLÍTICAS”

En el discurrir de la vida política con harta frecuencia se están haciendo “limpiezas políticas”. Y en ocasiones se las justifica o recomienda sin ningún recato. “Hay que limpiar el partido tal, o la agrupación tal, de elementos antiguos, o de viejas familias, o de liderazgos desfasados” –se dice–. “¡Hay que acabar con las familias políticas!” –se clama–, como si el pluralismo fuera algo intrínsecamente malo y negativo.

Hace años se hablaba de “purgas” en un sentido similar. Pero la expresión “purga” acabó cargándose de un sentido netamente peyorativo, a pesar de que con tal expresión sólo se expresaba una intención de limpieza y de profilaxis clínica. De hecho, los que postulaban las “purgas” las defendían con argumentos tomados de la medicina y de las exigencias de una vida sana. “Al igual que al organismo humano le viene bien una purga, en determinadas ocasiones –se sostenía– también los organismos políticos necesitan purgarse periódicamente si quieren mantenerse sanos y con fortaleza”. Ahora los argumentos suelen ser más sibilinos y menos organicistas, pero el fondo es el mismo. Si se busca en el diccionario de la Real Academia la palabra “purgar” se puede leer “limpiar”, “purificar”, “borrar”, “corregir”, etc.

La normalidad con la que algunos argumentan a favor de la necesidad de “limpiezas políticas” produce auténtico espanto. Recientemente he escuchado, a personas a las que estimo, defender la necesidad de determinadas limpiezas en el PSOE de Madrid, por ejemplo –o participar en ellas y hacerse cómplice–, con razonamientos que se encuentran en las antípodas de una auténtica cultura democrática y de respeto al pluralismo. Generalmente, esto se hace con justificaciones sobre la necesidad de emprender “nuevas etapas” o “nuevos enfoques”. ¡El recurso al “adanismo” o al “novismo” una vez más! ¿No estaré viviendo una pesadilla? –me he dicho a veces–. ¿Cómo es posible que existan tantos paralelismos con lo que ha ocurrido en períodos negros de la historia? ¡Incluso empezamos a ver exaltaciones biologicistas e hiper-personalistas de liderazgos!

Para tranquilizar mi conciencia y para intentar mantener a salvo mis opiniones positivas sobre algunas personas me he dicho a veces que todas estas tendencias se producen de manera bastante suave y sin gran dramatismo, y que el recurso a “manipular” votos en organizaciones políticas o a “disolver” –¡otra palabreja cargada de resonancias!– algunas Agrupaciones en las que no se tiene mayoría no es para tanto. Pero mis bienintencionadas reflexiones más que tranquilizarme no han hecho sino preocuparme más. ¡Así debían apaciguar sus conciencias algunos personajes “acomodaticios” en otras épocas! El problema es que se puede empezar “limpiando” y “disolviendo” a los que no coinciden en determinadas ideas, propuestas programáticas o apoyos a liderazgos…, pero, ¿dónde se está dispuesto a acabar? ¿Hasta dónde se puede caer por la pendiente de las “limpiezas”? En la civilizada Europa recientemente hemos vuelto a ver “limpiezas étnicas”, “limpiezas culturales” y “limpiezas de emigrantes”… En este contexto, la misma idea de “limpiezas político-ideológicas” y de eliminación de “familias” discrepantes –y la normalidad con la que se habla y escribe sobre ellas en periódicos respetables– es una auténtica aberración política. Atentos, pues, a lo que está pasando.
TEZANOS